Mediha
FORMAS O AGUA
Yo mismo iré tanto a las tierras de Ítaca
Homero
Sea el mar, hijo de la diosa;
la sal la pieza que arrecie y convierta la marea
en retazos de tiempo fecundo.
Volverá, tantas veces, Mediha,
que será necesario el olvido.
Las casas de los hombres de tierra
son argamasas insalvables,
formas de agua, polvo y tiempo.
La sal es su espíritu, Mediha.
Cuando hayas olvidado por completo,
mira el mar, recuerda la alondra
aún en la noche ciega
cuando pasees en la orilla por insomnio.
Te quise como esa sombra en el mar,
con los ojos cerrados, leía tu paisaje.
Y cuando la noche no era necesaria para ti,
hablé en formas insólitas sobre la arena:
¿Mediha, dónde estás?
La grey del mar arrastrará la luz en tierra
y con la espuma, segura, dejarás las ropas:
la naturaleza te recuerda
y la lluvia inesperada será un regreso;
desnuda te bañarás de luna azul.
No digas nada, la piedra sola
dará una repuesta que satisfa al cielo:
“Mediha, camina por la orilla de la playa,
Mediha vuelve su rostro al horizonte
guía las luces hasta el muelle.”
Llegar a Turquía será un falso presagio;
los dioses que habitaban la tierra
han dejado un mapa escondido por siglos.
Un barco o una aeronave
podrían perderse en el cielo;
ciertas puertas adustas serán murallas inútiles,
guardarán el eco de minerales con tu voz,
un canto a la sal cerca de la playa, nada que guíe.
Las penas nocturnas que dictas
al agua salada, llegarán hasta a mí,
en el otro lado de la noche:
el mundo conocido no será igual;
seguirán los descubrimientos de nuevas tierras,
del eco escondido en la caverna,
del río que riza el mar, del montículo que recuerda
a una mezquita, su minarete, sus rezos…
El agua, al fin, hará un simple aplazamiento,
una prórroga salina al silencio en el faro,
la prez del vuelo, la cúpula celeste:
los ancianos olvidarán una marea como ésta.
Deja de llorar, Mediha.
Yo estoy del otro lado,
manteniendo en vilo tu sueño.
M.T.
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