Mar Negro
El
mar de Anatolia
A
Mediha Uskas
Volverá la noche pronto, Mediha,
y esa forma extinta del agua, el minarete y las ruinas
serán parte de un trayecto desconocido.
Cuando el corazón y los ojos son insuficientes
para hablar de la realidad, las reglas.
Existen resquicios insospechados donde la luna se oculta.
Ve a bailar, Mediha nuestro tiempo es insuficiente.
Hay dos partes mías que te buscan:
Una niega, estupefacta tu amor,
la otra, adolescente, pide ir a tu encuentro.
Nunca veré tu ciudad,
nunca habrá un sitio en el mar de Anatolia
que integre tu recuerdo.
Aunque tus ojos abren el espejo del cielo, Mediha,
la lluvia ha cesado con tus palabras.
No existe magia que nutra la tierra.
¿Cuántas veces habrás dicho las mismas palabras?
Mediha, escucha:
Un hombre dice al oído unas frases
y el cuento que relata es de un viajero.
Espero ser ese hombre a tu oído
quizá no ese viajero.
Mediha y esa parte de mí
que quiere ir a tu encuentro
la dejaré que envejezca
pensando que esa búsqueda
será en alguna ocasión certera;
pero la otra parte, sólo verá las cosas
en su valor y su peso reales.
Mediha, lo sabes, dejará de existir este sueño.
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