Cuentos antiguos

Cuentos  Antiguos
Amor, no hay silencio

que me explique tu nombre.

He pensado un encuentro,

he visto la posibilidad de dejar las calles

para encontrarte en una ciudad desconocida;

es ese silencio,

esa terrible y hermosa sinfonía:


Mediha, has escuchado tantos cuentos antiguos

que no sabes del cuerpo y sus perfumes.


Hoy, el jazmín no es blanco.

Pero el sol renovará su vida pronto.

Has dormido toda la noche,

concilias el sueño sin culpa.


¿Te puedo decir amor

sin tocarte?


Mediha, huyes del templo

para beneficio del aire que te huele;

sólo brilla lo que toca el mar.

Escucharás el ruido del cielo,

las oraciones de los musulmanes

y sabrás que el sol caerá:

en tu boca se esconde el crepúsculo, lo sabes.


Mediha, pronuncio tu nombre,


en silencio, lo guardo,

lo paladeo (Mediha, Mediha).

No quiero que nadie conozca este secreto:

repite conmigo, “Me-di- ha, este secreto”.

Secreto y luego duerme

también mañana miraré el sol en la aurora.

“Mediha”.

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