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Mostrando entradas de febrero, 2015

El mar de Bir

El mar de Bir  A Bir AngeLir La música es una imitación de los lenguajes enseñados por las presas en el momento de la reproducción. Pascal Quignard ¿Por qué le escribo a una imagen? ¿Sufro locura por el mar y la sed? Después de Egeo, muy cerca de Troya, Ella confunde sus ojos con el mar. Me torna un simple cantor, un vulgar poeta, sin verla. Ojos, ojos, son el permanente vuelo del ave sobre la piedra. El castigo, Bir, será colocar el cuerpo cerca de una roca y depositar las palabras en mitad de la marea, en espera del mar bravo. En cadenas, mientras tanto, permanezca mirando esa marea insólita y sucedánea: vendrá el buitre otra vez a hundir su pico y   tendré tiempo para pensar en tus ojos cuando la aurora roce tu pelo. ¡Estoy loco; cegado por el mar! Cualquiera, atado como yo, podría perder el pie en un barco de cedro. Cual

Poema inédito

EL GESTO DEL AVE En un hueco con nombre desde el sueño, en una   tea marchita que contenía un solo significado; siempre palabras para ti, que despiertas y no recitas. Se fue el ave que cantaba cerca del jardín entre los tiestos blancos por el mismo gesto de vuelo. Había cierto nombre que no apareció en ese sueño y que provees de sonido: El té sobre la mesa de centro y las reuniones esporádicas con familiares   sin noticia alguna que sea útil. La música, la música detrás de la chimenea y tu cuerpo envuelto en unos pliegues de seda y un sombrero que no permita mirarme a los ojos. El ave dejó de soñar y tú percibiste el canto que se perdía en el jardín. Mostrarás   mayor preocupación por los objetos ya que irán desapareciendo según lo acordado cuando despiertes: Cada mañana, después del suspiro, habrá una pieza menos, en cuanto el sonido

A MIRTA C.

Las efigies de tu jardín (Chet Baker)

No hubo ciudad para ti, en ese bosquejo de sombras incipientes en el concreto y  la naturaleza que renunciaba ver a la muerte. En tu defensa pudo no haber vuelo alguno que tuviera el fondo de Chet Baker y la trompeta inusual para continuar hacia arriba en una geografía extraña: tu cuerpo fue un árbol frondoso y sutil que en marzo desprendió su aroma único de vuelta impelido por la forma del aire. Fue la gracia, el tintineo de ese viento que el fruto cayó lejos y tus manos como tu cuerpo desnudo en Uruguay, ya no poseían sentido franco. Se revelarán las flores en tu jardín. El mármol afilara en el brillo del amor que nunca pasó entre las palabras. Esas formas de negación sólo sirvieron a un viento secular que niega pérdida, escuchas, la pérdida. Hay un canto en una habitación vacía: lo dices para siempre y el sol valida esa

Maleficio

La música —escribe— era percibida como “maleficio”. Era una “hipnosis de ritmo continuo que aniquila el pensamiento y adormece el dolor". Pascal Quignard

Perfecta armonía

Ensayó cinco o seis veces y –cuando juzgó perfecta la armonía– escribió al rey invitándolo a escuchar un concierto de música porcina en Marmoutier. Pascal Quignard

Odio a la música

"Donde haya un jefe y unos ejecutantes, hay música. En sus relatos filosóficos, Platón nunca pensó distinguir entre la disciplina y la música, la guerra y la música, la jerarquía social y la música. Aun las estrellas son sirenas según Platón, son astros sonoros productores de orden y de universo." Pascal Quignard