Poema inédito
EL GESTO DEL AVE
En un hueco con nombre desde el sueño,
en una tea marchita
que contenía un solo significado;
siempre palabras para ti, que despiertas y no recitas.
Se fue el ave que cantaba
cerca del jardín entre los tiestos
blancos por el mismo gesto de vuelo.
Había cierto nombre que no apareció
en ese sueño
y que provees de sonido:
El té sobre la mesa de centro
y las reuniones esporádicas con familiares
sin noticia alguna
que sea útil.
La música, la música detrás de la chimenea
y tu cuerpo envuelto en unos pliegues de seda
y un sombrero que no permita mirarme a los ojos.
El ave dejó de soñar
y tú percibiste el canto
que se perdía en el jardín.
Mostrarás mayor
preocupación por los objetos
ya que irán desapareciendo
según lo acordado cuando despiertes:
Cada mañana, después del suspiro,
habrá una pieza menos,
en cuanto el sonido del ave deje de habitar tu casa.
En un inicio desaparecerá el cuadro,
luego, desaparecerán, también, el papel y los libros;
al fin, las estatuas de tu jardín;
y se dejará de oír la fuente…
La mentira irá perdiendo brillo:
Un pájaro ya no será el trino
y el hototogisu tendrá que deshojarse
al igual que tus árboles.
El té será amargo
- y las reuniones acabarán con tu sueño.
Pero el pájaro volverá una sola vez
(sólo a despedirse).
Entonces, dejarás de buscar
lo perdido
y sonreirás.
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