Torcaz


Al paso de la lluvia, comienzo en la vejez que cerca el paso (torcaz)
sin tu presencia, camina de mí, urdimbre y gleba sagrada,
blanca juventud de pan ázimo; hecha de mis yemas.
Recreo el mundo en tus formas mansas una a una,
me hilo con tu cuerpo de mujer, claro y móvil,
diosa secreta, boca de tierra, vino blanco para este día;
nadie puede decir tu nombre en la altura del instante,
nadie, descrifra el nombre que te adjudicaron los vientos,
no conoce tu cuerpo la traducción en vocablos fijos y gotas.
En lo oscuro del cuarto, admiro la luz en tu vientre agraz
el lecho de agua que preparas y sacias el gozo, diurna.
Al fin debes irte para siempre, juventud que riza, delicada,
ninfa de odres en tus secos labios o en tu nombre.

M.T.

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