Última

Hoy que jugué a escribirte
cuando las jacarandas temblaban
y el asfalto.

Vi un dejo de sol ante la calle.
Vi la calle de Horacio.
Recuerdo los sombreros de ala ancha,
la cara de los judíos
y la sinagoga;
una llama del último sol.

Seguí por la calle
esperando que llamaras.
Y ese viento diera
la última flama.
Era tarde y no recibí tu llamada
- volverás a Argentina-.
Y yo crucé la calle donde debimos estar.
Y la sinagoga quedó vacía.
Y los sombreros no cruzaban más la calle.
Yo fui a Horacio. Te quise.

Todos los sombreros eran iguales.
En el suelo, esas jacarandas gemían.
Ya no volveré a verte, dije.
Y el sol dejó la última flama.
Era tarde.

M.T.

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