Una mezcla de piedad
"Díaz Grey estaba con la botella, su desencanto, la revista y la escopeta
cuando el Colorado salió de entre los árboles y fue trepando hacia la
casa, el saco colgado de un hombro, la gran espalda doblada. Díaz Grey
esperó a que la sombra del otro le tocara las piernas; alzó entonces la
cabeza y miró el pelo revuelto, las mejillas flacas y pecosas; se llenó
con una mezcla de piedad y repulsión que habría de conservarse
inalterada en el recuerdo, más fuerte que toda voluntad de la memoria o
la imaginación."
Juan Carlos Onetti
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