"Y se presentó en la pradera y su llegada no asustó a las vírgenes, y a todos les fue dado acercarse y tocar a tan hermoso toro, cuyo olor divino se exhalaba a distancia y dominaba al dulce hálito de la pradera."
"... ¿sientes?, tápame, llaman a la puerta, déjame, sed, hueles a mar revuelto, tú a tabaco de pipa, de niño me bañaban con agua de afrecho, de niña me decían Lala, ¿está lloviendo?, aquí eres trigueña, tonto, tengo frío, no me mires así, tápame otra vez, almendras, ¿quién te regaló ese perfume?" Julio Cortázar
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