La falsedad no cumple el canon de mentira, sólo aquel artilugio que sirve para continuar el discurso puede pasar por mentira fidedigna, poderosa y verosímil. En la falsedad no hay literatura, sólo burdas palabras sin coherencia, casi irracionales y, por lo tanto, alejadas de la realidad. Su pureza, edificada con cualidad verosímil, debiera colocar a la mentira en el nivel de una obra de arte. M.T.